martes, 2 de junio de 2020

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- La mirada tiene mucha importancia en la vida de una persona, la mirada puede mostrar nuestra inseguridad-seguridad, nuestra aprobación-desaprobación, alegría-tristeza… La mirada puede mostrar el interior de nuestro sentimientos y emociones.
La mirada es una parte importante de la persona, porque puede transmitirnos mucha información, por ejemplo, una simple mirada de mi padre o madre, puede decirme la afirmación o negación a una de mis preguntas.
Me gusta que cuando hablo con alguien me mire a los ojos, porque me demuestra su sinceridad y atención, pero si una persona me mantiene la mirada durante demasiado tiempo, me puede resultar desafiante o intimidante.
Soy una persona observadora, porque esto me permite ver pequeños detalles que, de otro modo, pasarían desapercibidos, y a veces en esos pequeños detalles en muchas ocasiones está la diferencia. Creo que ser observador es importante.



- El objeto que he escogido es un balancín, que lleva muchos años en nuestro jardín. Lo solemos desplazar por nuestro jardín en función de la época del año o el tiempo que haga. En primavera lo tenemos en el mismo lugar donde está ahora, en el patio delantero, desde donde tenemos unas buenas vistas del monte Faro y San Cibrán.
Durante el otoño y el invierno suele estar en el porche de casa para resguardarlo de la lluvia y el mal tiempo. En verano, está en el jardín de la piscina, para poder disfrutar un rato en la sombra.
Lo he elegido porque en el confinamiento ha estado en el jardín delantero, donde salimos a charlar después de comer, mi madre, mi hermano y yo, porque mi padre no ha dejado de trabajar. Durante este periodo de tiempo, siempre que estuviera bueno, claro está, salíamos a merendar y relajarnos en él. Por la noche después de cenar, nos sentamos allí para hablar un rato con mi padre.



- La mujer se había detenido, no se lo podía creer, ya había salido tarde de casa hacia el trabajo, como para que aún por encima tuviera que ver lo que estaba viendo. Un atasco por culpa de un accidente, fue el culpable del enorme caos que se había creado en la carretera.
Por momentos, su nerviosismo crecía, si hoy llegaba tarde también, ya serían dos días esta misma semana. Tendría que pensar una buena excusa, para poder contarle a su jefe. Ya se había inventado un catarro de su hijo para el retraso del lunes.
El tráfico no se movía absoluta nada en su carril, en sentido contrario, sí que de vez en cuando pasaba lentamente algún coche, dudó si dar la vuelta, pero eso implicaría coger la carretera nacional, he incrementar media hora más el tiempo de llegada.
Sería mejor coger el teléfono, avisar ya al jefe de que evidentemente iba a llegar tarde porque había encontrado un accidente, aunque ya se había despertado una hora tarde. Cogió el teléfono, que sacó de su bolso, dispuesta a llamar a su jefe, y al desbloquear el móvil, vio que en la pantalla de bloqueo ponía que estaba a sábado treinta de mayo.
Una dura semana de trabajo y mucho estrés, hicieron que no se diera cuenta de que hoy sábado no tuviera trabajo.

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